El buzo de Papini encontró algo en el fondo del mar que nunca pudo encontrar en el mundo habitable. ¿Qué había idealizado, la soledad, alguna fantasía particular…? ¿Tal vez una naturaleza inabarcable, nunca antes presenciada? «…he sacado a la luz montones de maravillosas perlas, de extrañas conchas, de árboles fosforescentes, los puñales que arrojaron en la noche los tremebundos homicidas,…

  El mito de un futuro tóxico, Blade Runner, Waterworld…, tal vez sea más fácil que todo eso, sencillamente, un mundo tan aburrido que nos haga pudrir las entrañas. O, tampoco.  

No todos los regalos cumplen con su objetivo. No todas las muñecas son realmente muñecas. A veces ahogamos al sediento, aunque nunca sacrifiquemos suficientemente al mártir. Algunos venenos toman la forma de regalo. Algunas muñecas desgarran las carnes y yacen, esperando una mano que las proteja, en cualquier campo de batalla.

Todo empezó con el garabato de una niña, como una invitación a seguir, apenas unas pinceladas pero llenas de sugerencias, de intención, como si supiera antes que yo, lo que yo mismo debería dibujar después. Tortugas. Infinidad de tortugas surcando el fondo oscuro del mar. Como si fuera posible…

  El Zen necesita la mirada del principiante; siempre la primera vez, siempre nuevo.

A veces, creamos personajes imposibles que no son sino metáforas de nosotros mismos: un ángel, un demonio, un sueño…