Queda poco para las últimas correcciones de la que será mi quinta novela, un relato sobre la fortaleza que implica tener una teoría para estar en el mundo, una construcción continua en la que predomina el apoyo de los demás, o su ausencia, en medio de lo que se ha dado en llamar «sociedad líquida».

La novela se organiza dentro de un escenario budista, un monasterio butanés construido en nuestras montañas, donde poder mostrar maneras de filiación y de crítica en la búsqueda permanente de comprensión y apoyo de los otros.

Yim ni siquiera es el protagonista a pesar de dar el título a la novela. Representa el encaje del hombre en un mundo creado al efecto. Y Carolina, la adolescente rebelde y afectada por una profunda crisis existencial, que deberá situarse y rebelarse contra una cotidianidad que va perdiendo sentido mientras encuentra profundos lazos de amistad más allá de las ideologías.