No creo que haya una «mano negra» dirigiendo el mundo, porque no se puede ser tan listo (tan malo, sí, que es fácil), pero sea como sea nunca pensé que llegaría a ver a alguien con el pantalón roto para ir a la moda, o anclado debajo del culo (aunque debajo esté la firma de Mr. Klein), o hablando solo por la calle (ah, calla que lleva un teléfono… y ¿entonces por qué grita?), o , en la última etapa de la vida, llevándose el pan del desayuno (toda la barra del p… pan) en un hotel del INSERSO.
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Siempre pensamos que vendrían tiempos mejores, para eso hicimos el mico en mayo del 68, o saltamos en el barro de Woodstock, o aquello del amor libre (bueno, eso poco, digan lo que digan), o preferimos a Deep Purple antes que a Camilo Seso (que tampoco era verdad, ¡qué demonios!)
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Así que, ahora que puedo, porque me importa todo bastante poco, voy a ponerme un disco de Mari Trini ( a no ser que el Sr. Soros diga que es molona).