Cuando Walter Benjamin adquirió el dibujo a lápiz titulado «Angelus Novus» de Paul Klee, quedó aterrorizado por su mirada. Una mirada perdida, dramáticamente extraviada; un atavismo que provoca desconcierto, un horror imposible de nombrar.
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En la tradición hebrea, cada año, desciende el Angelus Novus para observar al hombre. Y ahora entendemos su mirada, a la vez dramática y a la vez compasiva. El dolor y la alegría, la luz y la sombra, siempre acompañándonos.
Así lo ve Eugenia Martínez-Soria en el nuevo proyecto que estamos preparando sobre el tema del Angelus Novus.