Introducción a «Enjambre»

Así es nuestra memoria aunque nunca coincide con la Historia:

 

Enjambre es un proyecto abierto, es un conflicto abierto con un resultado diferente porque las intenciones son diferentes.

No podremos acostumbrarnos a este como hemos hecho con otros conflictos, olvidados después de la invasión tendenciosa de la propaganda soporífera de la televisión.

Nuestro enjambre es un conflicto que resuelve  conflictos, pero solo los nuestros, aquellos en cuya resolución invertimos nuestro dolor, aquellos para los que tenemos que nombrar y pedir soluciones al mundo. Y el mundo siempre parece enviar de vuelta ese dolor. Ahora no, ahora vamos a probar otro camino. Un camino que se diluya más hacia adentro que hacia afuera.

Recordad que mi afuera es vuestro adentro. Vuestro afuera mi adentro.

El arte no pide permiso para entrar y entra por donde puede. Primero impacta y luego se introduce.

El autor tiene tiempo para encontrarse, a través de su texto, a través de su obra. No es una opinión precipitada, por eso guarda silencios. Entre sus palabras se esconden esos silencios. Entre las notas se esconden silencios. Esos silencios tienen, muchas veces, el valor de las palabras, signos mudos sobre el papel, sobre las teclas de un piano; un pincel surcando el lienzo …

Es un proyecto humano por más que aparezca en la escritura nuestro lado animal. No es obvio decir que es humano, no todo lo que hacen los hombres es humano.

Habla el hombre para los humanos. Y cuando aparezca el salvaje animal que llevamos dentro, estará filtrado por el artista que sabrá sublimar ese impulso y transformarlo en arte. Tal vez no todos puedan vivir ese arte pero es parte del juego, ¿por qué todos tendríamos que ser todo? ¿Por qué todos tendríamos que tener todo?

El primer intento fue fallido, pero no un error. La Idea que nace ahora es fruto de una Idea anterior, que crece, que se transforma. Una ópera sobre el mundo más allá de la humanidad: ese mundo que no conocemos y que los dioses siempre han mirado con recelo.

Y si solo hicieran falta hombres buenos…

Una ópera que pueda incluir ese Mundo desconocido, innombrable, y ese Mundo materializado, conocido; y de este  mundo conocido extraeremos nuestro mundo tocado, nuestro mundo sentido y nuestro mundo razonado.

Cuando los silencios se comparten se provoca el zumbido, tenue pero amenazador y aparece la sólida presencia del enjambre.

Adormécete espectador, recogido en tu silencio hasta llegar al zumbido que va llamando desde el infinito, como la campana del maestro, con su llamada profunda.

Cúrate, descansa. Sal de la máscara si no es tuya. Devuelve lo que no has pedido, cierra la puerta a lo que no has llamado. Recoge lo que has cosechado y cumple lo que has prometido.

Cúrate.

alb

Un comentario Añadir valoración

  1. Poderoso poema…/¡mucho…!
    Me alegro de haber dado con tu blog…
    Un saludo!
    Lucio

Deja una respuesta