Cuando emitimos un mensaje, realmente, solo nosotros sabemos lo que queremos decir y la mayor parte de las veces corremos un riesgo enorme de ser malinterpretados. Si el que recibe el mensaje está próximo a ti, puede entenderte mejor, sencillamente aporta a tus palabras elementos que están fuera del mensaje. De wasap, mejor no hablar.
Si el que emite el mensaje es, por ejemplo, un gobierno, ¡sálvese el que pueda! Y puede pasar de todo. Cada uno va a entender lo que pueda, tal cual.
Recuerdo una vez en un pueblo, de cuyo nombre no quiero acordarme, en el que pedimos a un disyóquey un disco de Lou Reed y él, con aire marcial y excusándose dijo: «No tengo nada de Luis Ruíz»
Hablando de mensajes y de su interpretación…